Te caracteriza un espíritu renovador. Eres de quienes transforman algo inservible en objetos útiles y puedes, literalmente, resucitar una empresa a punto de quebrar, un proyecto abandonado, una amistad rota. Tu capacidad de adaptación a los cambios y los movimientos te garantiza mantenerte al día y fluir con los tiempos. No soportas la rutina y siempre estás procurando emprender nuevas tareas, hacer nuevos aprendizajes y erradicar lo caduco e inservible.
Tu permanente necesidad de cambio te puede hacer dinámico y portador de sorpresas, pero también puedes crear tensiones y molestias en quienes viven la vida a otro ritmo, se apegan a lo viejo o no se abren a nuevos aprendizajes.
No sueles apegarte a nada ni a nadie y sabes que la vida es un constante discurrir, cambiar, innovar. La novedad llena tu vida y disfrutas poniendo al día a quienes se van quedando atrás. Cuando esta energía se manifiesta armoniosa y esplendorosamente en tu existencia, te renuevas día a día, te sientes abierto a los cambios más inesperados, trabajas por facilitarlos e incluso propiciarlos.
Cuando la esencia del cambio te asusta o te intimida, cuando tus apegos logran anular tu deseo renovarte, te aferras a lo viejo en actitud enfermiza y aumentas el dolor y la vida se torna difícil, llena de obstáculos y oscuridad. No te estanques y aprovecha los momentos de cierre para limpiar y purificar tu entorno o apartarte de aquello que te frena. Elimina lo gastado, lo vencido e inútil y tu vida se llenará de luz y savia nueva. Tu vida renacerá.
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