Tu fe inquebrantable siempre te guiará. Viniste a rescatar las tradiciones y perpetuarlas, mediante la investigación y la comunicación. Una devoción genuina te guía y te permite una permanente conexión con Dios, con los ángeles, el universo y energías sanadoras.
Has venido a ser un maestro y guiar a los demás por lo que, a lo largo de tu vida, darás instrucciones, transmitirás conocimientos y serás el modelo que inspire a otros. Si no haces una carrera en el magisterio y la pedagogía, terminarás capacitando personal, dando charlas o siendo un motivador o facilitador. Puedes desarrollar dotes en sanación y orientación y las personas se sentirán atraídas por tu actitud comprensiva, elevada y dispuesta, de modo que te confiarán sus asuntos en espera de tu apoyo y consejo.
Serás el gran meditador, unido a un colectivo para transmitir mensajes inspiradores y llenos de fe. En el sentido práctico, las personas confían en tu juicio y ética de vida, por lo cual serás reconocido y respetado. Serás depositario de grandes responsabilidades -familiares, sociales, profesionales y espirituales- y sabes que no defraudarás a nadie.
Cuando esta energía está mal canalizada, propendes al fanatismo, al dogmatismo. Tu terquedad te impide ver las verdades más obvias, pues te empecinas y eres incapaz de escuchar y ponerte en el lugar de los demás. Las intensas crisis de fe pueden poner en entredicho las grandes construcciones de tu vida y hacen desfallecer tu inmensa capacidad sanadora. Tiendes al engaño y al autoengaño, los excesos y el abuso de poder.
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Gracias, me gusta como lo explicas, todo muy claro, entendible.
ResponderEliminarUn saludo.