
No confundas los sueños con la realidad.
La realidad te permite dudar, los sueños no. La capacidad de duda es una bendición.
No malinterpretes a causa de la ilusión.
No te guíes tanto por la mente que opina, mira hacia adentro y relájate en tu más profunda verdad donde ya se conoce la diferencia entre el sueño y la realidad.
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